La crisis pesquera argentina

28 junio 2018

La pesca y la acuicultura siguen siendo importantes fuentes de alimentos, nutrición, ingresos y medios de vida para cientos de millones de personas en todo el mundo. En mayor parte de su historia, Argentina se desarrolló de espaldas al mar y al aprovechamiento de sus recursos, a pesar de que la plataforma continental argentina tiene una extensión de poco más de un millón de km2, con características que le permiten albergar más de 400 especies de peces, alrededor de 200 especies de moluscos y 90 especies de crustáceos (Alimonda, 2002).
 

 
La explotación pesquera hasta inicios de la década de 1990 constituyó siempre una actividad marginal de la economía nacional. La pesca comercial se concentró en el puerto de Mar del Plata con una flota semiartesanal que abastecía las escasas necesidades del mercado doméstico, dado que las exportaciones eran absolutamente marginales y poco frecuentes (Alimonda, 2002). Los años posteriores a 1990 se caracterizaron por transformaciones que impactaron en distintas ramas de la economía. En la industria pesquera marplatense la tendencia estuvo dominada por el crecimiento de la concentración empresarial, la extranjerización de la flota y el incremento de la explotación de los trabajadores. Con el correr de la década, el sobredimensionamiento de la flota produjo la sobreexplotación del principal recurso pesquero argentino, la merluza Hubbsi. Para 1997 la especie comenzó a dar signos de agotamiento, se redujo un 70% la biomasa reproductora, por lo cual desde el Estado Nacional tuvieron que implementar medidas conservacionistas reduciéndose el volumen permitido de pesca. Así, tanto la evidencia del colapso como el perjuicio que implicaba la perdida de ganancias y la disminución de materia prima, provocaron que los sujetos fundamentales de la actividad se vieran implicados en un proceso conflictivo (Colombo, 2008).
 
En estos últimos 10 años se ha logrado aumentar considerablemente el número de ejemplares, debido a la actual crisis económica pesquera argentina y a la creación de leyes de protección y control del recurso pesquero. Los precios internacionales descendieron 13,1% entre 2011 y 2015 y se observa una caída del volumen físico de las exportaciones del 25% en cuatro años. La demanda doméstica no compensó el panorama negativo de las ventas externas. En estos cuatro años, los desembarcos cayeron 7,5%, lo cual permite presumir que la flota pesquera se ajustó dado a una menor actividad.
A lo largo de toda su historia, Argentina pasó de una pesca casi artesanal, a la sobre explotación de varias especies. Es evidente que con el pasar del tiempo se han tomado medidas aisladas para resolver conflictos que se fueron presentando en distintos escenarios, aunque nunca se ha consolidado un plan que identifique los diversos contextos (social, económico, ambiental, político e institucional) y los conflictos de intereses entre los actores involucrados. Debemos planificar y aplicar un Modelo Nacional para el desarrollo de pesca sustentable en Argentina, el cual requerirá de un proceso participativo para lograr la aceptación por parte de todos los involucrados.
 

Santiago Flachek
Estudiante de la Lic. en Gestión Ambiental (UBP)
 
28/06/2018

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