29/06/2015 “La nueva liga de las incubadoras boutique: apuestan a la Web, mobile, salud y videojuegos”

29 junio 2015

La Nación. Nota sobre el ecosistema emprendedor de la argentina. Mención a doingLabs, la incubadora de startups de la Universidad Blas Pascal.

 

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También a los proyectos sociales y al agro. El ecosistema emprendedor se fortalece en las etapas iniciales con más protagonistas especializados; los pros y contras y las claves que hay que tener en cuenta.

 

Llegaba con su sombrero y el maletín a aplicar su ciencia sobre lo que se le presentara. Fiebre alta, un sarpullido, un dolor de rodilla. Pero el tiempo engrosó los manuales y la unicidad del médico se convirtió en una biblioteca de especialidades.

 

Algo similar comienza a revolucionar las usinas de ideas, donde asisten diversos grupos de emprendedores, afectados por un rechazo a la relación de dependencia. En el país, a tono con una tendencia global, los espacios de formación de empresas se convierten, cada vez más, en laboratorios de cultivo de especies particulares: Internet, mobile, videojuegos, salud, biotecnología y agro son algunas de ellas.

 

“Sólo es posible especializarse cuando existe cierta masa crítica, y esa especificidad en la promoción de emprendedores permite ir más profundo, atender mejor las complejidades de cada sector y hasta mejorar la red de contactos”, dice Hugo Kantis, director del Prodem. Aunque considera que queda mucho por andar, el ecosistema local ya camina de lo general a lo particular.

 

Las nuevas generaciones y la conciencia sobre el impulso de los entrepreneurs a la economía favorecieron una mayor capilaridad. Pero los cambios no se dieron sólo en la distinción sectorial, sino también en los formatos para acuñar empresas, antes acotados a incubadoras y aceleradoras. Más jugadores, de mayor y menor escala, sumaron ofertas al menú, acompañado siempre por la tecnología. Aparecieron empresas jóvenes que incuban emprendimientos; concursos que premian con mentoreo y acercamiento a clientes reales; programas municipales; campus que conducen a las start ups en sus primeros años.

 

“Ahora que el ecosistema creció -dice Tomás Costanzo, CEO del Campus Emprear-, el desafío es la consolidación y especialización de sus eslabones; unificar esfuerzos para formar una solución de continuidad.”

 

La experiencia internacional demuestra que la especialización no debe ser sinónimo de aislamiento, ni tampoco un filtro demasiado fino, advierte Esteban Brenman, fundador de Guía Óleo y otras compañías: “Demasiada especialización puede condicionar la flexibilidad de los proyectos que pueden reconvertirse en la marcha”.

 

En el escenario actual, la soledad del garaje parece haber llegado a su fin para dar paso a un circuito virtuoso de emprendedorismo. “En todos los casos, el rol de las propuestas debe ser el de bajar la tasa de fracasos y potenciar los posibles éxitos”, dice Silvia Torres Carbonell, directora del centro de Entrepreneurship del IAE. Con ese objetivo, el centro de estudios desarrolla a partir de la competencia Naves una suerte de nursery de compañías.

 

El acceso al sistema para conseguir respaldo ya no parte de construir un producto y cruzar los dedos para ser admitidos en una aceleradora grande. El proceso empieza mucho antes y permite llegar mejor preparados al careo con inversores. Arranca, por ejemplo, en incubadoras universitarias (públicas y privadas), que moldean proyectos de estudiantes y graduados, como fuente de autoempleo e innovación. Las tecnológicas son las destacadas por su potencial y sobrados casos de éxito. Por caso, la Universidad de Buenos Aires aporta varios ejemplos, como Incubacen, la incubadora tech de la Facultad de Exactas. Ingeniería tiene su centro de emprendedorismo, al igual que Agronomía, que respalda iniciativas tecnológicas y de agricultura familiar en IncubAGRO. Allí se gestaron ideas que hoy son empresas exitosas: una firma de energía eólica hogareña, una de tecnología climática y otra que permite controlar con chips la dieta de animales.

 

Este modelo se replica en otras casas de estudio. En La Plata, “Minerva” se dedica a proyectos sustentables, mientras que la UNCuyo, de Mendoza, impulsa firmas de innovación científico tecnológica, no sólo a nivel estructural; también las ayuda a buscar financiamiento y toma participación accionaria a través de una empresa de la universidad. La cordobesa Blas Pascal está en la génesis de firmas tecnológicas en DoingLabs, su recinto de experimentos. Mientras que Siglo XXI calienta los motores de su Centro de Emprendedorismo para convertirlo, pronto, en una incubadora.

 

Una de las que más ahondan en un nicho es la Universidad Barceló, que desarrolló “Incubando salud”, pionera local en su tipo, en la huella que transita la europea eHealth Ventures. La especialización, analiza Axel Barceló, vicerrector de esa institución, es consecuencia de lo complejo de esta industria que hace del conocimiento una herramienta imprescindible para guiar a los proyectos. “Los paradigmas en el tratamiento de la salud están cambiando y la tecnología permite desarrollar nuevas y mejores formas de atención”. Eso, dice Barceló, da lugar a ideas disruptivas que, en la incubadora que cofundó, pueden acceder a inversión de los health angels.

 

El potencial en eHealth se filtró en el programa de financiamiento “Vamos a la bolsa”, del mercado de capitales de la ciudad. ElectroSmart, dueña de un dispositivo móvil para lectura cardiológica, es apalancada allí. Otro ejemplo del espacio para desarrollos de este tipo está en el concurso de Bayer, presentado este año por primera vez en el país, que premia a quienes ideen soluciones de software, hardware u online, que constituyan un aporte para mejorar la salud.

 

En este y otros sectores, las oportunidades tienen un abordaje cada vez más temprano: con la difusión del emprendedorismo, la preincubación se robusteció. En esa etapa se inscribe el programa StartupNext, que llegó al país en 2014, para tecnológicas que aún no cuenten con un desarrollo probado. Next, de UP global y auspiciado por Google for Entrepreneurs y Coca- Cola, “consiste en una formación intensiva de siete semanas y la oportunidad de ser elegido para un demo day global ante inversores”, cuenta Martín Vivas, responsable local de UP.

 

También desde lo más incipiente, el Campus Emprear se lanzó como un copiloto de los tres años iniciales de empresas innovadoras, por medio de alianzas con otros jugadores. La necesidad, explica Costanzo, surge porque “tras el paso por incubadoras, muchas de las empresas morían”. El campus ofrece incubación física en el comienzo, con seguimiento desde la validación del producto hasta la internacionalización. Articular todas las piezas, dice Costanzo, acorta el camino. “Los emprendedores tendrían que hacer un mayor esfuerzo de tiempo y dinero si tuvieran que buscar y conseguir todo por separado”, explica.

 

El combo es parecido en LaPlataHUB, pero a menor escala. Se trata de una “incubadora freemium” (de servicios sin tomar acciones) para proyectos científicos, como los de biotecnología. “Actuamos como ayuda inicial para los novatos y, si vemos potencial, seguimos el proceso con incubación y aceleración [inversión]”, detalla Pablo Baldomá Jones, un joven platense que fundó en 2013 el espacio que conecta nuevas firmas, entre otros, con Cites, la aceleradora de SanCor Seguros, que persigue ideas del mismo tipo.

 

Entre los facilitadores de firmas tecnológicas están los exclusivos de Internet, como la “fábrica de empresas” Vrainz, volcada de lleno a ese campo y a desarrollos mobile. En el vertical de eCommerce, el espacio es tan amplio que tanto MercadoLibre como Ballon Group, un emprendimiento de desarrollos Web y marketing online, tienen espacios propios para afianzar proyectps con know how y fondos.

 

Las industrias de videojuegos y productos audiovisuales no quedaron al margen en el apoyo especializado a compañías emergentes. El gobierno porteño diseñó para ellas un semillero en el Distrito Audiovisual, donde proyectos seleccionados de TV, medios digitales, cine, música y videojuegos reciben un año de capacitación.

 

En la industria de los gamers, destacada en su rol exportador, la promotora de emprendedores itBAF lanzó un plan para catalizar la venta de diez proyectos que hayan desarrollado como mínimo un videojuego. “Los desarrolladores tienen talento en juegos, pero necesitan ayuda para convertirlos en producto comerciales, diseñar su monetización y una estrategia para venderlos”, dice Juan Ozcoidi, CEO de itBAF, que se asocia con los emprendedores para publicar las creaciones en su plataforma Planeta Guru y repartir los ingresos que generen allí.

 

El apoyo a ideas de negocios en áreas puntuales llegó el año pasado a la publicidad. La agencia Ogilvy & Mather y el IAE eligieron a siete start ups que actualmente guían en su desarrollo y conexión con clientes.

 

En la esfera social, la competencia #Voslohacés, del gobierno de la ciudad, apuntó proyectos de inclusión, educación y medio ambiente, y ofreció un plan de mentoreo para los ganadores. Por el lado de los privados, uno de los que apuestan al impacto es la company builder EastPoint, con uno de sus focos en ed-tech: una forma de conectar educación y tecnología. Bajo este formato de fábrica de empresas, señala Valeria Schroder, de EastPoint, es más efectiva la concreción de ideas en negocios, porque se concentra en pocos proyectos y de áreas precisas.

 

Otros de los que ven rédito en nuevas creaciones tienen como objetivo generar ingresos, sin importar en qué y sin aspiraciones de grandeza. No quieren ser unicornios (firmas de US$ 1000 millones), sino rápidamente rentables. Lo destaca Torres Carbonell, con la mente en la implementación local de lo que ya se incuba afuera.

 

Cualquiera que sea el modelo que los ayude a constituirse y el sector donde se desarrollen, dicen los experimentados, “emprender nunca es más fácil; lo que cambia es la naturaleza de los problemas”. La ventaja es que, aunque no se libere de esa carga, el emprendedor estará mejor preparado para llevarla.

 

LA GERMINACIÓN, EN ETAPAS

 

Preincubación

 

idea

 

Es la instancia inicial, en la que el emprendedor o el equipo avanzan en pos de depurar una idea preliminar. Eso ocurre mientras se capacitan en los aspectos relacionados con la constitución de una empresa. El apoyo en esta etapa es eminentemente generalista y surge de diversos programas municipales, instituciones educativas u otros.

 

Incubación generalista y boutique

 

plan de negocios

 

En esta etapa se termina de pulir el problema por solucionar, a quién se le venderá, cómo, cuál es el diferencial y cómo se generarán ingresos. La incubación específica (por ejemplo, en ciencia y salud) puede facilitar el acceso a mentores con conocimientos técnicos y propios del negocio. Las universidades tienen aquí un peso relevante.

 

Aceleración

 

del “beta” al mercado

 

La start up desarrolla una primera versión de su producto o servicio, el “mínimo viable” sobre el que avanzarán las aceleradoras con inversión (en porcentaje de acciones, notas convertibles), para llegar a clientes que constituyan una prueba real de la idea y su ecuación. Este paso, como el anterior, también sumó jugadores y diversos formatos.