Una nueva forma de aprender matemáticas

16 mayo 2019

Gracias a la gestión y al apoyo de la Universidad Blas Pascal, en agosto del próximo año, más de cinco escuelas cordobesas participarán de un plan piloto de enseñanza de matemáticas basado en las nuevas tecnologías y en el estudio de los estados emocionales de los alumnos a la hora de aprender. Se trata de un sistema de tutorías inteligentes que creó la cordobesa Ivón Arroyo, en Estados Unidos, junto con su equipo en Worcester Polytechnic Institute(WPI), en Massachusetts.
Ivón es Lic. en Informática, graduada en la UBP. Se especializa en ciencias del aprendizaje, ciencias de la computación y psicología educativo-cognitiva. Su experiencia se centra en el diseño de nuevas tecnologías para el aprendizaje y en la evaluación de las matemáticas para estudiantes de todo el mundo. Ella y su equipo crean desde hace más de 15 años, sistemas de tutoría inteligentes que evalúan automáticamente las habilidades matemáticas, estados afectivos y estados metacognitivos de los estudiantes. El software responde en tiempo real a los estados de ánimo de los alumnos que trabajan en computadoras o en dispositivos móviles. De esta manera, el maestro conoce al instante cuáles son sus fortalezas y debilidades. También utilizan una plataforma Wearable Learning, que a través del uso de dispositivos electrónicos móviles permite juegos educativos matemáticos multijugador. Se puede usar en interiores o al aire libre e implica un aprendizaje físico: gestos de medición y movimiento.

Softwares de matemática en Córdoba
La investigadora traerá a Córdoba ambos programas en agosto de 2019 para aplicar de manera experimental en escuelas de la ciudad de Córdoba. De la experiencia participarán maestrandos de WPI que colaborarán en la utilización de esta herramienta informática denominada “Mathspring” con alumnos de sexto grado. A la fecha, se convocaron a directores y docentes de matemáticas para interiorizarse con la propuesta. En la reunión estuvieron presentes autoridades de los siguientes colegios: Francisco Luis Bernárdez; Salvador de Villa Santa Rosa de Río Primero; Unidad Educativa Maryland; Brigadier San Martín y Colegio Del Carmen. En este marco, la UBP junto a WPI, traerán a la provincia, los softwares de matemáticas.

Atender las emociones
Una de las ideas que aplicarán de manera experimental es el de la tutoría inteligente, que funciona con un software que se adapta y se personaliza al estudiante. Lo diferente de esta tecnología, y la contribución de Ivón Arroyo al mundo científico, fue incorporar la parte afectiva: comprender, tratar de entender al alumno desde la parte emocional, si está frustrado, aburrido, interesado y, ayudarlo a resolver esos episodios de manera automática.
El software pregunta a los alumnos cómo se sienten a través de personajes “afectivos” (o “compañeros de aprendizaje”) que aparecen en un rincón de la pantalla y se ponen contentos, tristes o se frustran mostrando empatía por las emociones que siente el alumno. Se basa en teorías reconocidas a nivel mundial que avalan la idea de que los alumnos aprenden mejor, se comportan mejor y tienen mejores resultados a largo plazo si desarrollan una inteligencia flexible. “La idea es pensar que todo el mundo puede crecer y mejorar. Tiene que ver con la importancia de cometer errores porque hay mitos sobre que no se puede mejorar, que sos bueno o malo. En realidad, tiene que ser un enfoque personal, no en comparación con otro. Esos son los mensajes que dan los personajes que les hablan. De a poco, los comportamientos empiezan a cambiar. Eso es lo que hemos descubierto: que los chicos se enfocan más y piden más ayuda cuando no saben; comportamientos que son productivos para el aprendizaje” plantea Arroyo.

Aprender jugando
La investigadora también traerá a Córdoba un proyecto de aprendizaje de matemática en movimiento donde no sólo se utilizan juegos en computadora, sino también situaciones que implican ejercicio físico. A través de un celular realizan actividades al estilo búsqueda del tesoro o carreras de posta de matemáticas. En el primer caso, el celular indica, por ejemplo, que tienen que buscar un cubo de una altura de 12 centímetros. Al llegar al lugar, verán cubos de diversos tamaños. Los alumnos tendrán un solo elemento, una regla de 30 centímetros sin ninguna marca, con lo cual deberán desarrollar su pensamiento matemático: realizar estimaciones, plantear cuál es la mitad o el tercio de determinado cubo y hacer cálculos mentales.
Suelen ser trabajos en equipo, en los que todos tienen que superar determinadas pruebas para pasar al nivel siguiente. Cuando encuentran el objeto, el celular le indica si es correcto o no a través de un código de barras. Si no se logra el objetivo, el dispositivo da una ayuda. El apoyo del software es fundamental. Posteriormente, se evalúa el beneficio de la tecnología y del apoyo emocional en el rendimiento matemático.
Algunos de los juegos son ideados por los investigadores, pero también se promueve que los alumnos creen sus propios juegos para aprender un tema de matemáticas: números negativos o fracciones, por ejemplo.

Docentes en acción
En los dos softwares desarrollados, el rol del docente es fundamental. Los maestros recibirán un entrenamiento por parte de cuatro estudiantes de las carreras Informática, Psicología y Educación del WPI, con el objetivo de aprender a manipular el juego y facilitar que los estudiantes lo utilicen, acompañándolos y ayudándolos en la implementación del proyecto. Deben aprender a hacer juegos para sus alumnos y, de esta manera, actuar como facilitadores del proceso de creación. “En uno de los softwares hay una herramienta para que los maestros elijan el material que les van a dar a los chicos. Además, el docente puede acceder a un informe en el que ve cuáles son las fortalezas y las debilidades de la clase y de cada alumno individual de manera automática, de acuerdo con el comportamiento”, explica Arroyo. Es decir que sirve como una herramienta de evaluación.
De esta manera, el rol del maestro cambia. En vez de ser el que enseña frente de la clase, se convierte en un tutor que va caminando alrededor del aula, enfocándose en el alumno que tiene más dificultades. En vez de manejar toda la clase al mismo tiempo, puede abocarse más a aquellos que lo necesiten.

13/11/2018

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