Consultorio tributario de la UBP: la empleabilidad del monotributo en América Latina
El contador, docente de en la carrera de Contador Pública de la Universidad Blas Pascal y asesor consultorio tributario, José Roberto Carrizo desarrolló un artículo acerca de la funcionalidad del monotributo en diferentes puntos de América Latina.
En el artículo propone analizar las similitudes y diferencias estructurales de los regímenes de monotributo o sus equivalentes en países de América Latina. El objetivo de estos regímenes es facilitar el cumplimiento tributario a los pequeños contribuyentes, trabajadores por cuenta propia y microempresarios, sirviendo para pasar de la informalidad a la formalidad.
El Monotributo, o sus equivalentes simplificados, existe en la mayoría de los países de América Latina con el objetivo común de formalizar a los micro y pequeños contribuyentes, simplificando el pago de impuestos y los aportes a la seguridad social. Aunque la denominación y los límites varían significativamente, el modelo estructural presenta claras similitudes.
El Monotributo en Argentina es un régimen simplificado que unifica el pago de varios impuestos nacionales (IVA e Impuesto a las Ganancias) en una única cuota fija mensual, junto con los aportes al sistema de jubilación y a una obra social. Es el sistema principal para pequeños contribuyentes que son trabajadores independientes, profesionales, comerciantes o prestadores de servicios. Está administrado por la ARCA (Agencia de Recaudación y Control Aduanero).
En Uruguay es un régimen tributario simplificado y unificado que sustituye los aportes al Banco de Previsión Social (BPS) y a la Dirección General Impositiva (DGI), así como cualquier otro impuesto nacional vigente (excluidos los de importaciones). Está diseñado para empresas de reducida dimensión que cumplen con ciertas características.
El concepto de Monotributo en Brasil se materializa principalmente a través del MEI (Micro emprendedor Individual), que es un régimen simplificado y con impuestos fijos, y, en un sentido más amplio, bajo el régimen del Simples Nacional, que unifica varios impuestos federales, estatales y municipales.
El Monotributo como tal no existe en Perú, el régimen que cumple la función de ser el sistema tributario más simplificado y con cuotas fijas para los pequeños negocios es el NRUS (Nuevo Régimen Único Simplificado), es el régimen más sencillo de Perú y está administrado por la SUNAT (Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria). Es la opción ideal para emprendedores que recién comienzan y tienen operaciones a muy pequeña escala.
El régimen que opera como el Monotributo en Bolivia, al simplificar el pago de impuestos en una única cuota fija, es el Régimen Tributario Simplificado (RTS) fue creado para personas naturales que desarrollan actividades económicas de muy pequeña escala, permitiéndoles cumplir con sus obligaciones tributarias de manera sencilla.
El régimen que cumple la función de Monotributo en México, por su enfoque en la simplificación administrativa y las tasas de impuestos muy bajas para pequeños contribuyentes, es el Régimen Simplificado de Confianza (RESICO). Este régimen, implementado por el SAT (Servicio de Administración Tributaria) a partir de 2022, está diseñado para emprendedores y microempresas que tienen ingresos limitados.
Como se puede observar, el Monotributo (y sus equivalentes, como el MEI, RESICO, NRUS y RTS) es una herramienta fiscal esencial y uniforme en América Latina, que refleja el esfuerzo de los gobiernos por reducir la informalidad y universalizar el acceso a la seguridad social para el vasto sector de micro y pequeños emprendedores.
A pesar de las diferencias en las estructuras tributarias nacionales, el objetivo es idéntico: ofrecer una vía simplificada, económica y de baja carga administrativa para que los pequeños contribuyentes (vendedores, artesanos, profesionales) salgan de la informalidad. Esto se logra mediante el principio central de la cuota única consolidada.
El “monotributo en Latinoamérica”, no es solo un impuesto simplificado, sino un mecanismo de inclusión social que vincula la contribución fiscal mínima con el acceso a beneficios previsionales (jubilación) y, no menos importante, a la cobertura de salud. Países como Argentina, Brasil y Uruguay han integrado este componente de seguridad social de manera significativa.
Las mayores diferencias radican en la profundidad de la simplificación y los parámetros de medición, mientras países como Argentina, Brasil, y Bolivia optan por una cuota fija, México (RESICO) utiliza una tasa porcentual sobre los ingresos, lo que le otorga mayor equidad, pero lo aleja del concepto de cuota fija preestablecida.
Otra diferencia que encontramos son las variables que definen la categoría, desde el capital invertido (Bolivia), los ingresos obtenidos (Argentina) o simplemente el ingreso cobrado (México), reflejando las prioridades regulatorias de cada estado.
Mas allá de estas similitudes y diferencias, el monotributo es una política pública adaptativa que, si bien se implementa con distintas reglas, sirve como el primer escalón de la formalidad en la región, permitiendo a millones de personas operar legalmente con una carga tributaria y administrativa mínima.